Tamara vuela dos veces

De Eduardo Galeano

Tamara Arze, que despareció al año y medio de edad, no fue a parar a manos militares. Está en un pueblo suburbano, en casa de la buena gente que la recogió cuando quedó tirada por ahí. A pedido de la madre, las Abuelas de Plaza de Mayo emprendieron la búsqueda. Contaban con pocas pistas. Al cabo ... de un largo y complicado rastreo, la han encontrado. Cada mañana, Tamara vende querosén en un carro tirado por un caballo, pero no se queja de su suerte; y al principio no quiere ni oír hablar de su madre verdadera. Muy de a poco las abuelas le van explicando que ella es hija de Rosa, una obrera boliviana que jamás la abandonó. Que una noche su madre fue capturada a la salida de la fábrica, en Buenos Aires...
Rosa fue torturada, bajo control de un médico que mandaba parar, y violada, y fusilada con balas de fogueo. Pasó ocho años presa, sin proceso ni explicaciones, hasta que el año pasado la expulsaron de la Argentina. Ahora, en el aeropuerto de Lima, espera. Por encima de los Andes, su hija Tamara viene volando hacia ella.
Tamara viaja acompañada por dos abuelas que la encontraron. Devora todo lo que le sirven en el avión, sin dejar una miga de pan ni un grano de azúcar.
En Lima, Rosa y Tamara se descubren. Se miran al espejo, juntas, y son idénticas: los mismos ojos, la misma boca, los mismos lunares en los mismos lugares.
Cuando llega la noche, Rosa baña a su hija. Al acostarla, le siente un olor lechoso, dulzón; y vuelve a bañarla. Y otra vez. Y por más jabón que le mete, no hay manera de quitarle ese olor. Es un olor raro... Y de pronto, Rosa recuerda. Éste es el olor de los bebitos cuando acaban de mamar: Tamara tiene diez años y esta noche huele a recién nacida.

Comentarios

  1. Solo puedo decir que tengo un nudo en la garganta y lagrimas en mis mejillas.. que bueno que Tamara y su madre tienen una 2da oportunidad. Que bueno que la vida se ha congraciado con ellas. Muchas madres e hijas no cuentan con la misma suerte.

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  2. Gracias por compartirlo, me encanta EDuardo Galeano, su Libro de los Abrazos siempre está en mi mesita. Una historia preciosa. Un abrazo.

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  3. No veo la pantalla...dios, me hiciste llorar...

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  4. Gracias por compartirlo. Qué bien que ya estén juntas...

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  5. Ay Eduardo Galeano...Sí, a Catu le huele la boquita como a requesón, siempre bien, fresquita, es un placer tenerla cerca. Qué emoción!

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