Violaciones cotidianas

Había soñado con ese día, me lo había imaginado tanto, siempre feliz, perfecto, maravilloso, el mejor día de mi vida, pero en cuanto entré a ese lugar el mundo se desmoronó

Primero me drogaron y cada tanto aumentaban la dosis y así quedé frágil y vulnerable a merced de ellxs. Me abrieron las piernas, me ataron, acostada e inmóvil no fui más que un cacho de carne, cada segundo era peor que el anterior.

Entre varios me introducían sus dedos en la vagina, me daban órdenes, entraban y salían de mi, me hacían daño; yo pedía que me dejaran, que por favor pararan, pero era como si no me escucharan, a nadie en todo lo que duró le importó lo que yo decía. Estaban lxs que hacían, lxs que solo miraban, lxs que entraban y salían. Tantas caras, tantas voces, tantos pedidos de ayuda que cayeron en en el vacío. ningunx pareció entender mi dolor, era como si eso que pasaba conmigo fuera lo normal. Yo les decía que no podía más, que pararan, que me dolía mucho y me mandaban a callar, se reían de mi, "dale! no es para tanto" . Decían que era mi responsabilidad, que yo me lo había buscado, que bien que me había gustado la previa, ahora tenía que aguantarme y que sino me portaba bien iba a ser mucho peor ¡contrólate y calla! escuché mil veces...

Creí que me moría, me rompieron por dentro, Tuvieron que coserme luego la vagina y quedé con la panza llena de moretones, durante días el cuerpo entero me dolía, me costaba caminar, ir al baño, hace meses que la sola idea de tener relaciones me estremece por dentro. Luego, durante horas estuve tirada en la mitad de un pasillo, sola, desnuda, vacía, temblando de frío y miedo, no tenía fuerzas ni para llorar, mi mente en blanco solo trataba de huir, de contarme que era mentira, que no había pasado, que eso no me había pasado a mi.

Durante mucho tiempo he querido hablar, denunciar, contar lo que me pasó pero nadie quiere escuchar, me han dicho que no es para tanto, que ellxs tendrían sus razones. Parece que de ESTO no se habla y que incluso por alguna extraña razón debería estar contenta, agradecida, total estamos sanos y bien

Pero pasan los días y los meses y yo me sigo hundiendo. No hay día en que no me pregunte que fue lo que hice mal. Tengo pesadillas con ese día, tantas imágenes y sensaciones que no puedo sacar de mi cabeza y que me persiguen todo el tiempo. Sueño que vuelvo a estar ahí, quiero gritar, decir y solo sale chicle de mi boca, quiero correr y mis piernas no responden, me robaron la voz, me expropiaron mi cuerpo, me rompieron por dentro y yo solo quería parir a mi bebé

La violencia obstétrica, es violencia sexual y violencia de género. Sus sobrevivientes no se lo buscaron, no estaban provocando, ni era lo que les tocaba por estar embarazadas y estar pariendo. Es muy diciente como si a un relato de violencia obstétrica le sacamos las alusiones concretas al parto, si desaparecen palabras como: bebé, contracción, goteo, episiotomía, institución, obstetra y/o parterx estamos frente a un cruento relato de violación y abuso, nadie dudaría del nivel de crueldad y violencia, sin embargo en cuanto aparecen esas palabras socialmente acordamos que es lo que toca y es lo normal cuando se trata de parir, llegamos incluso a decir ¡menosl mal! porque son médicos y salvan vidas, ellxs saben lo que hacen. Pero los relatos no mienten, las mujeres y lxs bebés somos sistemáticamente violadxs en el momento del parto/nacimiento. Pareciera que el patriarcado a manos del sistema médico nos castigara una vez más, por putas, por haber tenido sexo y e ir a la institución a parir la muestra de nuestro pecado.

Y así se ha legitimado que nuestros cuerpos y los de nuestras criaturas sean tratados como un trozo de carne, el último eslabón de la cadena alimenticia de este sistema.

Hemos normalizado e invisibilizado tanto lo que nos vende el sistema médico hegemónico y la violencia obstétrica, que hemos dado por hecho que parir es así y es eso y que nacer es entrar al mundo con miedo y violencia, que lo normal, lo esperable, lo que toca es que te corten la vagina, que se te suban a la panza, que te pongan goteo, que te acuesten, te aten, se rían de ti, te den órdenes o te traten con indiferencia y soberbia y que además se lleven a tu cría y la sometan a intervenciones innecesarias y crueles

Pero eso no es parir, eso es que sobre nosotras y nuestrxs hijxs ejerzan violencia obstétrica, una violencia silenciosa, sistemática y socialmente avalada.

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