Sexualidad y ma/paternidad
Vivimos en una sociedad que ha reducido la sexualidad al
sexo y el sexo al coito, que equipara placer a tener sexo y deseo a
eso que sentimos por un/a otrx cuando queremos tener relaciones sexuales.
Pertenecemos a la cultural del pecado y el elogio a la
racionalidad, donde el cuerpo es malo o de segunda categoría. Donde manifestar
deseo te deja expuestx y vulnerable, te hace débil y buscar placer es
sinónimo de no "hacerte respetar". Pesa mucho sobre las mujeres la
idea de ser “fácil”, como si la incapacidad para manifestar deseo y buscar
nuestro placer fuera algo de lo que enorgullecernos y pesa sobre los hombres la
idea del macho semental que es todo potencia sexual, aunque la sensación de
placer sea mínima y la de vacío máximo.
Estamos inmersxs en el paradigma del objeto de deseo más que
del sujeto sexual, donde nos han enseñado que lo importante es ser deseables
más que deseantes, saber dar placer más que buscarlo o recibirlo.
Crecemos escuchando “no se toca”, “no se hace”, “es sucio,
feo o malo”, acallando nuestro cuerpo, sus impulsos, sus deseos, porque hay
distancia cuando necesitamos contacto y excusas donde necesitamos cuerpo.
En general con todo esto encima, como buenos hijxs del
patriarcado llegamos a la ma/paternidad y cuando 1 y 1 hacen 3 es muy frecuente
escuchar que parece que se acabó la sexualidad, que la líbido naufraga y somos
de golpe dos desconocidos que no tienen espacio para el encuentro; como si de
una pareja enamorada pasáramos por arte de magia a ser padre y madre con
vínculo a través de lxs hijxs, el universo propio de la pareja se ha perdido. La
ma/paternidad trae cambios vitales en cada unx de los miembros de la pareja,
así como en la pareja misma, y es importante resignificarse en esos cambios, pretender que todo siga igual es
hacerle el juego al patriarcado, pero las raíces de aquello que nos distancia
son muchos más profundas, y se cimentan en la historia personal, la de la
pareja y la de la cultura en la que estamos inmersos.
Es cierto que por un lado la líbido de la madre está
principalmente dirigida a la criatura (supervivencia de la especie) y que
también puede tornarse logísticamente más difícil, nos juega en contra el
sueño, el cansancio, los horarios de lxs niñxs, pero hay una cosa indudable: lo
que no hay ahora tiene raíces en lo que no hubo antes, a veces la m/paternidad
solo deja impunemente expuesto algo que estuvo siempre, es la grieta o la
excusa que saca a flote el río subterráneo.
Un desértico vínculo sexual no habla de la llegada de lxs
hijxs sino de los cimientos sobre los que nos construimos como pareja y sobre
los que cada unx se ha construido como individuo. Y aquí ampliamos el cerco que
el patriarcado nos ha impuesto, ya que hablar de sexualidad no es
necesariamente hablar de sexo, ni de frecuencia, ni de orgasmos o posturas, el
vinculo sexual no está solo relacionado con la cantidad de encuentros sexuales
que podamos tener, cuya frecuencia puede aumentar o disminuir y que solo da
cuenta de un hecho puntual. Nuestra sexualidad no es eso que empieza con
la primera caricia /beso y termina unos minutos (pocos o muchos) después
con el orgasmo. La sexualidad de una pareja es en realidad la capacidad que tenemos para encontrarnos y
vernos, para expresar nuestros deseos y
buscar nuestro placer, es la
intimidad del vínculo que forjamos y es ahí donde tenemos que ir a buscar las
raíces del desencuentro.
Por otro lado, a nivel social, más allá de los prejuicios y
tabúes más conocidos, el patriarcado sigue reprimiendo y así otro factor determinante
en esta nueva condición, en este pasar de ser una pareja a ser una familia y el
impacto que eso trae a nuestra vida sexual es el hecho de la gran mayoría de
las mujeres devenimos madres en partos que más que acrecentar nuestro poder
minan nuestra dignidad e integridad (física y emocional), asistimos a uno de
los hechos más importantes de la sexualidad femenina generalmente atadas,
drogadas, mutiladas, manoseadas y como meras espectadoras, nuestro cuerpo lejos
de experimentar el poder sexual de dar vida y traerla a este mundo, se ve
convertido en un pedazo de carne que es manipulado, intervenido, maltratado
“por nuestro bien y el de nuestra criatura”. Y así el parto, pasa de ser un poderoso
hecho sexual que nos atraviesa y nos trasforma para convertirse incluso en una
violación, de la que nuestro cuerpo y nuestra psique tienen registro, aunque nuestra
mente lo niegue y todo un sistema nos acalle. Muchas veces entramos mujeres
sanas repletas de vida y salimos infantilizadas y rotas, literalmente cortadas.
Y a su vez, la gran mayoría de las
parejas de esas mujeres devienen ma/padres en total desconexión con el proceso
sexual de esa mujer que pare y esx hijx que nace, incluso de una aterradora
manera si han tenido la “suerte” de presenciar el nacimiento de sus hijxs, en
realidad han sido testigos de la tortura a la que el sistema médico ha sometido
a su pareja y a su hijx, cómo volver a mirarse después eso? Aunque racionalmente
lo hayamos normalizado y legitimado, cómo volver a encontrarnos sexualmente
íntegros después de haber atravesado esa experiencia y sin tener posibilidad de
sacarlo a la luz, porque justamente nos vendamos creyendo que era lo mejor, ni
siquiera contamos con la posibilidad de repararnos porque no somos conscientes
o no nos permitimos serlo de lo rotos que hemos quedado. Y así esa pareja lejos
de vivir y compartir un hecho maravilloso de la sexualidad humana, de tener la
posibilidad de resignificarse y re-encontrarse como compañerxs, se ven abocadxs
ha experimentar un ultraje e inaugurar la ma/paternidad y el hecho de ser
compañerxs de crianza con esa herida y ese crimen a cuestas.
Sin embargo, soy de mirada resiliente, por lo que creo que si realmente lo deseamos la m/paternidad puede ser incluso
una oportunidad para re-enamorarnos y re-inventarnos en el deseo y el placer,
requiere honestidad y ganas obvio, pero hay algo tan dulcemente descarnado en
el puerperio que nos deja tan desnudas, que nos pone en contacto con nuestros
anhelos, miedos y vivencias más profundas, que es una oportunidad maravillosa
para dejar de vernos y empezar a mirarnos, para construir una relación desde lo
que realmente somos y no de lo que quisiéramos demostrar. Y además seré muy romántica pero, cómo no
enamorarse de una nueva manera de esa mujer que es regazo y sostén de nuestra
criatura y de esx compañerx que es guardíán y amparo de la diada?
Links a todos los números de Enredo, todas poderosas, maravillosas, imperdibles:
EnredoEnredo 2
Enredo 3
Enredo 4
Enredo 5
Enredo 6
Enredo 7
Hermosas palabras.
ResponderEliminarmuy bien descrito! excelentes tus letras... :)
ResponderEliminar